
Parece que hoy en día no tener una red social, es como no tener un móvil, un perro o un tatuaje. Inconcebible.
Pero embarcarse en el mundo de las redes sociales sin faldas y a lo loco, es muy poco recomendable. Puede repercutir en nuestra imagen, en nuestra moral y probablemente en nuestro bolsillo.
Facebook, X (antiguo Twitter), Instagram, Linkedin, Youtube, TikTok… Lo sabemos, todas ellas de inicio parecen la tierra prometida, pero lo son?
Bueno, pues como dice la canción de Jarabe de Palo; “Depende”. Y de qué depende? Pues nuevamente tal como dice la canción: “De según como se mire, todo depende”.
Así que antes de tirarnos a la piscina, reflexionemos:
Lo primero que debemos tener claro es cuál es su potencial aportación a nuestro negocio:
- Aumentar el tráfico a nuestro sitio web.
- Aumentar el conocimiento de nuestra marca.
- Generar nuevos contactos, ya sean nuevos clientes, proveedores, socios, etc.
- Comunicación directa con los usuarios.
- Aumentar las ventas.
- Otros…
Lo segundo, y aquí es donde el tema se complica (sobre todo si la idea de tener redes sociales no forma parte de un plan estratégico de marketing online) es dar respuesta a estas preguntas:
- ¿Qué red o redes sociales son más apropiadas para mi negocio?
- ¿Qué trabajo conlleva?
Llegados a este punto, para generar un poco de expectación y sobre todo para que no os durmáis a media lectura, daremos respuesta a las preguntas planteadas anteriormente en el próximo post.
Tiempo más que suficiente para que os repongáis de este… O eso creemos!