Ese soy yo, el sitio web que en los buscadores de Internet aparece en las páginas que nadie lee o peor, que nadie sabe siquiera que existen.
Y eso que mi look es moderno, dinámico y actual, pero nada, no me como ni un rosco.
Solo si me buscan por el nombre exacto de mi dominio o de la empresa a la que represento, me encuentran. Es decir, solo me encuentran los que ya me conocen.
Con toda confianza: mi página de contacto tiene menos visitas que un preso en el corredor de la muerte!
Algunos de mis colegas web me dicen que es por la nueva ley de cookies, otros dicen que quizá no estoy indexada en Google y los menos colegas, que soy un novato, que llevo poco tiempo en el meollo, la verdad es que yo ya no sé qué pensar.
Es más, estoy tan apesadumbrado, que llevo unos días que creo que mi Home va más lenta que la patada de un astronauta, así que he decidido tomar cartas en el asunto y me he puesto en manos de un experto en SEO -mano de santo por lo que me cuentan- con el que empiezo terapia en unos días.
De momento solo nos hemos visto una vez, pero mi primera impresión es buena. Muy buena. Se ve a la legua que sabe de lo que habla y que tiene claro cómo hacer de mí una web con tirón y caché. Así que máxima confianza en sus capacidades.
Me ha hablado de optimización, de palabras clave, de posicionamiento y otras técnicas que se escapan a mi conocimiento, pero repito, me ha subido el ánimo, con su ayuda creo que puedo superar esta pequeña depresión que me está consumiendo los bytes.
Eso sí, no se ha andado con rodeos y me ha dejado muy claro que esto del SEO no es inmediato, que es como ir al gimnasio, que requiere tiempo, constancia y mantenimiento, y eso tan típico de que lo difícil no es llegar, sinó mantenerse.
Que de la noche a la mañana no voy a ser el rey del mambo, básicamente porqué mi competencia muy probablemente no se va a quedar cruzada de brazos mientras yo levanto el vuelo. También me ha dejado claro que la terapia sólo será efectiva si pongo de mi parte, dice que debo ser paciente y por mi bien hacer cuanto me diga.
En fin, la verdad es que tengo muchas ganas de empezar, de que los clientes llamen a la puerta de mis jefes y les den trabajo, de que confíen en mí, que acepten mis cookies y naveguen por mi dominio hasta la saciedad. Que disfruten de mis contenidos, escritos y gráficos y que se enamoren de mis productos y servicios.
Dejar de ser el último de la fila, ese es mi objetivo, mi objetivo principal, lo conseguiré? Espero que sí, porqué sinó tengo los días contados.
Por cierto, sé perfectamente que no soy una excepción, que hay multitud de webs por toda la banda ancha que sufren una situación parecida a la mía. Así que os dejo el correo de mi terapeuta SEO por si en un arrebato inesperado os armáis de valor y decidís cambiar el sino de vuestra visibilidad de una vez por todas: manel@javajan.com